Lo de ayer, contra Lituania, fue un golpazo tremendo. Un piñón a la enorme ilusión que teníamos de al menos mantenernos entre los mejores 4 del Mundial. Pero lo que empieza mal -bajas, lesiones, enfermedades, etc-, difícilmente termine de la manera más feliz...Hoy mismo se iniciaba una especie de cuadrangular, para definir del 5º al 8º lugar. Fue un lindo triunfo sobre Rusia por 73-61. Se dejó en el camino a un rival con una enorme tradición basquetbolística y nos espera, el domingo desde las 9 de la mañana, uno peor: España. El todavía campeón del mundo, en una especie de final que no fue. Pero además de estar en juego una posición interesante para Argentina -ya explicaré por qué-, se enfrentará a un equipo que nos tiene de recontra hijos en este deporte.
Ganarle a los ibéricos sería un cierre positivo, y alcanzar ese quinta colocación más aún. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE?
Sólo hubo 3 mundiales en la historia que tuvieron a nuestro elenco en mejor sitio que al que intentamos llegar ahora. Fueron el campeonato de 1950, el subcampeonato de 2002 y el 4º de Japón 2006. Nada más. Y no estaría nada mal.
Los resultados mandan, y estar entre los 6 mejores del planeta no es para despreciar. Es cierto, queríamos un poquito más, pero el equipo dejó cosas para destacar. Tenemos un Scola a punto de consagrarse máximo goleador del certamen, un Prigioni cerca de ser el mejor pasador. Y, por sobre todas las cosas, un equipo que siempre dejó la vida en cada partido y también mostró buen juego. Con sus carencias y limitaciones conocidas, pero que cumplió.
Aplausos.
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