Con vistas a la próxima tem
porada 2010-2011 de la fantástica NBA, Miami decidió romper el mercado y reforzarse con lo mejor: firmó un nuevo vínculo con Dwyane Wade, y adquirió a los Todo Estrella Chris Bosh, de Toronto Raptors, y a LeBron James, el crack de Cleveland Cavaliers. Estos tres jugadores, con ganas de triunfar y sin pensar tanto en lo personal, en llenarse los bolsillos a cambio de nada y de incrementar sus estadísticas sin alguna utilidad, estuvieron permanentemente en contacto y acordaron juntarse para buscar un título de campeón.Toda esta negociación, en parte, fue posible gracias a que los tres aceptaron resignar dinero y cobrar menos plata en los años siguientes. Si bien no penarán por llegar a fin de mes por pasar a embolsar de 120 millones, en vez de 140 (por decir unas cifras X, no son las reales), resulta un gesto notable y que demuestre las verdaderas pretensiones de los jugadores, que mueren por un anillo NBA. Más aún en un ámbito como éste, donde el básquet en Estados Unidos es puro show y el marketing y los dólares están por encima de todo.
Wade intentará conseguir su segundo campeonato en la franquicia (se consagró en la 2005-2006 ante Dallas), pero LeBron James (frustrado por la final perdida en la 2006-2007 ante los Spurs) y Chris Bosh irán por su máximo objetivo, la estrellita dorada que les llene el alma.
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